UMA VISÃO CHILENA DA DISPUTA BRASIL-BOLÍVIA PELO ACRE
EL ACRE Y LOS "ASUNTOS DEL PACíFICO": BOLIVIA, BRASIL, CHILE Y ESTADOS UNIDOS, 1898-1909
Cristián Garay Vera
Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile"
HISTORIAN0 Vol. 41, N° 2, julio-diciembre 2008: 341-369
Parte 2 (5)
LA ESTRATEGIA BOLIVIANA
La historiografía chilena y boliviana ha enfatizado que en la aceptación del Tratado de 1904, hubo un cálculo omnipresente, por parte de la élite boliviana, de la estrecha relación de intereses comerciales y mineros que tenía con Chile. Nosotros ensayaremos una explicación complementaria: que el cálculo de esa élite fue intentar, a través de la negociación del Acre, obtener las mayores ganancias posibles, conseguir apoyo estadounidense, en el Amazonas contra Brasil y en el Pacífico contra Chile, y finalmente conseguir la sobrevivencia política del Estado boliviano en el escenario regional.
El equilibrio internacional se relaciona con la idea del poder, y en este caso claramente Bolivia estaba en situación desventajosa. La sensación estaba extendida: el presidente Piérola, del Perú, propuso a Chile, en conversación con el ministro José Domingo Amunátegui, repartir el país. Idea que partía de un sentimiento basado tanto en la indignación peruana por la actitud de boliviana durante la Guerra del Pacífico (la huida de sus tropas al altiplano), como en la conmoción que produjo la caída del presidente Fernández Albano en Bolivia. Una proposición formal del plan, del 23 de diciembre de 1898, fue rechazada por la cancillería chilena, que estimó que esta no tendría eco en Perú11.
Recogiendo esta idea los despachos diplomáticos estadounidenses daban por cierta la precariedad boliviana. Gumucio admite que:
"La difícil situación de Bolivia se certificó mediante nota del 3 de marzo de 1899, del ministro americano en La Paz, señor George Bridgman, quien denunciaba al Secretario de Estado "el peligro inminente de la desaparición de Bolivia, pues sería dividida entre Chile, que se quedaría con la principal parte, la Argentina y el Perú". Días más tarde, el 8 de marzo de 1899, el ministro Bridgman reiteraba la denuncia anterior y añadía que "tropas chilenas estaban concentradas en la frontera"12.
La presión sobre las fronteras del país era cierta. Incidentes varios y negociaciones con Paraguay y Argentina determinarían una cierta tensión con el primero, y la entrega de Puna de Atacama para el segundo, a cambio de no seguir reclamando Tarija. Pero el mayor flanco abierto en la política boliviana era el Acre.
Este gigantesco territorio, cuyo nombre viene del río Acre o Aquiry, que se une al río Purús, afluente del Amazonas, está situado cerca del estado del Amazonas brasileño, generando un espacio permeable que permitió que se acrecentara en él la presencia de Brasil.
Aun cuando según el tratado de límites entre Brasil y Bolivia de 1867, rectificado levemente por la línea Cunha Gómez de 1899, el territorio era de formal soberanía boliviana, los derechos de explotación se dieron en las aduanas de Para, Manaos y Amazonas. Producto de esto, se generó una continua corriente de trabajadores e inmigrantes para explotar los cauchales, que fue la causa del inicio de la tensión con el gobierno de La Paz.
La sublevación de los trabajadores e inversionistas extranjeros configuró la Primera Guerra del Acre, en 1899. Los colonos brasileños exigieron, en mayo de 1899, la salida de las autoridades bolivianas, ante lo cual, el propio presidente Pando se puso a la cabeza de las tropas. El recién fundado Puerto Alonso, aduana del caucho, fue ocupado ese mismo mes y un español, llamado Luis Gálvez, proclamó el Nuevo Estado Independiente de Acre, Purús y Yacú el 14 de julio de 1899.
En ese contexto intervino el coronel brasileño Sousa Braga, quien con armas y víveres llegados desde Brasil se apropió del poder. En 1901, tras varios reveses y combates, la expedición boliviana, por presión de su marina fluvial, consiguió la derrota de la revolución. Gálvez, ya derrotado, fue apresado por las autoridades brasileñas.
Pero apenas terminó esta guerra nació el germen de la segunda. Bolivia arrendó el Acre a un grupo de inversionistas, y de paso se aseguró el apoyo estadounidense, lo que generó un fuerte cuestionamiento. Primero se negó esta intención. En diciembre de 1900 el ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, Salinas Vega, insistió en que Bolivia no vendería el Acre a un sindicato de inversionistas. Ponía como prueba, en carta enviada al diario A Imprensa, que
"los gobiernos y la opinión pública de Bolivia nunca se mostraron dispuestos a ceder la menor porción de territorio nacional, como lo ha probado en su contienda con Chile. Después [agrega] de una cruenta guerra, en la que fue vencida por la fuerza del destino, Bolivia se resistió a firmar la paz y la cesión territorial, y el vencedor, impotente para imponer su ley, tuvo que contentarse con el tratado de Tregua, y después, de veinte años de vida difícil, azarosa y llena de inconvenientes, Bolivia persiste en no firmar la paz, y el vencedor se ve forzado a buscar compensaciones territoriales. [Respecto al Acre] el Presidente Pando trabaja en ligarlo a la planicie andina por medio de una línea férrea y de la navegación del río Madre de Dios. Esa línea férrea entroncaría con el ferrocarril peruano de Moliendo, poniendo en fácil comunicación el Atlántico con el Pacífico"13.
Aquí quisiéramos recordar que el asunto del Acre, pese a que es tratado como un asunto bilateral entre Bolivia y Brasil, cruzaba todas las tensiones del momento. En primer lugar se propondría el Acre como moneda de cambio ante los estadounidenses para obtener una mejor disposición de ese país hacia el problema de Anto-fagasta. Por la misma razón Argentina trataría de mermar la posición chilena, apoyando a Perú y Bolivia, y Chile terminaría haciendo causa común con Brasil, compartiendo una disposición hostil hacia Estados Unidos, agudizada por el asunto del Baltimore. Finalmente la repartición del Acre sería el incordio que subdividiría aún más a Bolivia, pero permitiéndole subsistir como Estado, gracias a la satisfacción obtenida por Brasil y Perú.
Pando inició una campaña militar llena de dramatismo, que coronaba los esfuerzos de las autoridades locales por conservar el Acre en manos bolivianas. De todas maneras, la crisis del Acre llegó en un momento de profunda transformación de la fuerza militar boliviana. Fue en función del Acre que se reconstruyó la Armada, esta vez fluvial, instalando un astillero en la zona, cuyas unidades navales tuvieron una destacada participación en el conflicto.
En noviembre de 1900 El Mercurio publicó que "el ministro de Bolivia, don Francisco Argandoña, ha enviado a los diarios una nota en que desmiente la noticia dada hace días respecto a la repartición de Bolivia entre el Brasil y la República Argentina"14.
Papeles del gobierno peruano describían una situación parecida en mayo de 1901. Según estas fuentes, el canciller Felipe de Osma denunciaba la proposición chilena de partir Bolivia a su gobierno, lo que se comunicó a Estados Unidos, consiguiendo de su congreso un pronunciamiento en contra de una eventual partición del país15.
La negociación era la posición boliviana, tal como lo demostraba Pando en su cuenta en la Convención Federal de 1899:
"Es voto unánime de la opinión pública, tanto en Bolivia como en Chile, la modificación del estado transitorio establecido en el Pacto de Tregua de 1884, y es de esperar que pronto pueda llegarse a un acuerdo equitativo, tanto en el orden político, como en las estipulaciones comerciales y aduaneras"16.
Las maquinaciones para dar una salida al mar a Bolivia se traslucieron en un comentario de El Mercurio de Valparaíso:
"Un periodicucho de Potosí ha inventado la especie de que Chile propuso al Perú cederle Tacna y Arica a condición de que se le dejara en libertad de apropiarse de los territorios de Bolivia que le parecieran conveniente. El Perú se comprometía a ayudarlo en sus pretensiones. Agrega [decía el diario] que Chile había hecho, estas proposiciones al Perú al mismo tiempo que el ex ministro Konig gestionaba con Bolivia un tratado de paz definitivo"17.
En 1902, Pando, que seguía exigiendo una salida al litoral -que podría pasar por Tacna o Arica-, se enfrentó a la reclamación de Argentina sobre Santa Cruz de la Sierra, a la de Perú por la delimitación del Lago Titicaca y al redoblado interés de Brasil por el Acre. Como la sombra de una repartición del país era evidente, Pando echó a andar la máquina de la negociación con Chile, ya que era el único vecino que buscaba el statu quo. En medio de este clima y de las celebraciones de la victoriosa conducción de la primera guerra del Acre, en 1901, se filtró la noticia del contrato de arrendamiento del Acre propuesto por el Presidente boliviano, lo que fue objetado por Perú, que ejecutó actos de soberanía en la zona.
Está claro que la idea de arrendar el Acre fue concebida por Félix Avelino Aramayo, quien tomó como modelo una experiencia similar con inversionistas belgas en la zona de Caupolicán. Su idea era comprometer a los estadounidenses en una zona donde la soberanía boliviana estaba en entredicho. La experiencia podía granjear apoyo de Washington a las reclamaciones de La Paz frente a Santiago y protegerla de nuevas implicaciones con Brasil. Aramayo, que recordaba positivamente la experiencia de Caupolicán, había conseguido apoyo del presidente Pando para contratar el arriendo del Acre. ¿Cuál era su motivación? Según el ministro boliviano Claudio Pinilla, era por "por mala voluntad hacia el Brasil"18.
Creemos que esa es una interpretación estrecha de los motivos de Aramayo: lo que nosotros vemos aquí es un razonamiento geopolítico de considerable magnitud. En sus palabras, la invitación a los extranjeros permitía "introducir un elemento neutral, suficientemente rico, poderoso e influyente para que se pudiera amparar la justicia y hacer respetar la ley dentro del territorio boliviano"19. Más adelante vuelve sobre este punto, explicando que "merced a la influencia de este Sindicato podremos sin duda contar, en adelante, con el apoyo moral de la Cancillería Americana en nuestras gestiones ante el Gobierno de Brasil, referentes a la libre navegación de los ríos"20. Y en otro sector: "porque los EE.UU. como cualquier otra potencia, no permite que se toque un solo pelo de sus nacionales con justicia, ni que se atente contra la propiedad y derecho de sus subditos"21.
Por lo demás la penetración brasileña en el espacio amazónico era una cuestión indesmentible -que explica el crecimiento desorbitado de Brasil desde sus primitivos límites, lo que hace comprensibles las atribuciones de todo tipo que Bolivia estaba dispuesta a entregar22. Finalmente la filtración del contrato impidió que este se constituyera, lo que era para Aramayo el fracaso de su plan y de la posibilidad de Bolivia de salir lo más indemne posible de la coyuntura internacional que se había generado en su contra.
A través de este contrato, inspirado en una experiencia practicada en África y perteneciente al tipo conocido como chartered companies, se entregaba a la corporación explotadora la soberanía, la explotación aurífera y del caucho, la recepción de los derechos fiscales a cuenta de Bolivia y las tareas de policía local. Se estableció que con esta compañía, asociada a U.S. Rubber Co., se conseguiría un doble objetivo: adquirir el caucho -la "borracha" brasileña- y comprometer la presencia de Estados Unidos en el Amazonas.
El arriendo fue entregado a una corporación, el Bolivian Syndicate o simplemente Sindicato, el cual fue gestionado por Aramayo en Londres, para atraer capitalistas ingleses, franceses, belgas y alemanes. El capital nominal iba a ser de 300.000 libras, de las cuales 50.000 debían ser adquiridas forzosamente por el Estado boliviano. El grupo estaba liderado por el estadounidense Willlingford Whitridge, abogado de la casa Vandelbirt, y sir Martín Conway. Los restantes socios eran R.E. Cross, A. Iselin & Co, W. Emlin Roosevelt, Brown Brothers & Co., Cary & Whitridge, F.P. Olcott, Versmilye & Co., y John R. Hafermam. Como se vio en la crisis, los capitalistas estadounidenses fueron los únicos respaldados de modo oficial, lo que no es extraño. El Bolivian Sindycate tenía su sede en Nueva York, y el accionista principal era el estadounidense Withridge.
Pese al mal ambiente en Brasil y Perú, el contrato con The Bolivian Syndicate se firmó de todas maneras, el 11 de julio de 1901, para "recaudar las rentas del Acre, establecer y pagar el servicio administrativo correspondiente, así como el servicio de policía y otras obligaciones, a cambio de percibir el 40 por 100 de lo recaudado, comprar tierras baldías en la región, tener libertad para navegar en los ríos y otras concesiones"23. Y fue precisamente en el descontento brasileño por este contrato donde empezó a gestarse la segunda guerra del Acre.
La maniobra boliviana precipitó la rebelión de Plácido de Castro24 y las acciones diplomáticas del barón de Rio Branco, que consideró el Bolivian Sindycate como una amenaza directa a Brasil. Mientras se proclamaba por De Castro una segunda independencia, el 7 de agosto de 1901, se iniciaba la acción militar que concluiría, dos años depués, en la proclamación de aquel como gobernador, tras sitiar Puerto Alonso. La reacción boliviana fue conducida por el presidente Pando y su éxito provocó la intervención brasileña en forma de presión diplomática, decidida a impedir un enclave estadounidense en Amazonas, proyecto que ya tenía precedentes25.
Por su parte las maniobras del Barón consiguieron desalentar a los inversionistas, tras presionarlos mediante la Casa Rothschild y conseguir que pagaran 110 mil libras esterlinas como indemnización.
Tanto los colonos brasileños como el gobierno paulista se opusieron al contrato. El 6 de agosto de 1902 nuevamente estos colonos se alzaron, pero esta vez con mayor apoyo de su país. Así, Brasil amenazó con la ocupación militar del Acre hasta los 10° 20', lo que fue el inicio de la segunda guerra del Acre.
Era evidente que el nivel de los enfrentamientos por el Acre iba in crescendo. El Comercio de La Paz transcribía que "se informa de los choques armados y de la partida de tropas al Acre. Brasil llamó al representante en Lima por considerarse (sic) que ese país apoyaba a los bolivianos"26.
El esfuerzo del presidente José Manuel Pando por triunfar dio origen a una pequeña pero elogiosa campaña, dadas las dificultades y su inicial resultado positivo, el cual se diluyó cuando el adversario potencial no fue la partida de aventureros brasileños sino el mismísimo ejército de Brasil27, según la advertencia que dio el barón de Rio Branco, José María da Silva Paranhos do Rio Branco, de movilizar las tropas de su país estacionadas en el Matto Grosso.
Artigo continua...
Cristián Garay Vera
Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile"
HISTORIAN0 Vol. 41, N° 2, julio-diciembre 2008: 341-369
Parte 2 (5)
LA ESTRATEGIA BOLIVIANA
La historiografía chilena y boliviana ha enfatizado que en la aceptación del Tratado de 1904, hubo un cálculo omnipresente, por parte de la élite boliviana, de la estrecha relación de intereses comerciales y mineros que tenía con Chile. Nosotros ensayaremos una explicación complementaria: que el cálculo de esa élite fue intentar, a través de la negociación del Acre, obtener las mayores ganancias posibles, conseguir apoyo estadounidense, en el Amazonas contra Brasil y en el Pacífico contra Chile, y finalmente conseguir la sobrevivencia política del Estado boliviano en el escenario regional.
El equilibrio internacional se relaciona con la idea del poder, y en este caso claramente Bolivia estaba en situación desventajosa. La sensación estaba extendida: el presidente Piérola, del Perú, propuso a Chile, en conversación con el ministro José Domingo Amunátegui, repartir el país. Idea que partía de un sentimiento basado tanto en la indignación peruana por la actitud de boliviana durante la Guerra del Pacífico (la huida de sus tropas al altiplano), como en la conmoción que produjo la caída del presidente Fernández Albano en Bolivia. Una proposición formal del plan, del 23 de diciembre de 1898, fue rechazada por la cancillería chilena, que estimó que esta no tendría eco en Perú11.
Recogiendo esta idea los despachos diplomáticos estadounidenses daban por cierta la precariedad boliviana. Gumucio admite que:
"La difícil situación de Bolivia se certificó mediante nota del 3 de marzo de 1899, del ministro americano en La Paz, señor George Bridgman, quien denunciaba al Secretario de Estado "el peligro inminente de la desaparición de Bolivia, pues sería dividida entre Chile, que se quedaría con la principal parte, la Argentina y el Perú". Días más tarde, el 8 de marzo de 1899, el ministro Bridgman reiteraba la denuncia anterior y añadía que "tropas chilenas estaban concentradas en la frontera"12.
La presión sobre las fronteras del país era cierta. Incidentes varios y negociaciones con Paraguay y Argentina determinarían una cierta tensión con el primero, y la entrega de Puna de Atacama para el segundo, a cambio de no seguir reclamando Tarija. Pero el mayor flanco abierto en la política boliviana era el Acre.
Este gigantesco territorio, cuyo nombre viene del río Acre o Aquiry, que se une al río Purús, afluente del Amazonas, está situado cerca del estado del Amazonas brasileño, generando un espacio permeable que permitió que se acrecentara en él la presencia de Brasil.
Aun cuando según el tratado de límites entre Brasil y Bolivia de 1867, rectificado levemente por la línea Cunha Gómez de 1899, el territorio era de formal soberanía boliviana, los derechos de explotación se dieron en las aduanas de Para, Manaos y Amazonas. Producto de esto, se generó una continua corriente de trabajadores e inmigrantes para explotar los cauchales, que fue la causa del inicio de la tensión con el gobierno de La Paz.
La sublevación de los trabajadores e inversionistas extranjeros configuró la Primera Guerra del Acre, en 1899. Los colonos brasileños exigieron, en mayo de 1899, la salida de las autoridades bolivianas, ante lo cual, el propio presidente Pando se puso a la cabeza de las tropas. El recién fundado Puerto Alonso, aduana del caucho, fue ocupado ese mismo mes y un español, llamado Luis Gálvez, proclamó el Nuevo Estado Independiente de Acre, Purús y Yacú el 14 de julio de 1899.
En ese contexto intervino el coronel brasileño Sousa Braga, quien con armas y víveres llegados desde Brasil se apropió del poder. En 1901, tras varios reveses y combates, la expedición boliviana, por presión de su marina fluvial, consiguió la derrota de la revolución. Gálvez, ya derrotado, fue apresado por las autoridades brasileñas.
Pero apenas terminó esta guerra nació el germen de la segunda. Bolivia arrendó el Acre a un grupo de inversionistas, y de paso se aseguró el apoyo estadounidense, lo que generó un fuerte cuestionamiento. Primero se negó esta intención. En diciembre de 1900 el ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, Salinas Vega, insistió en que Bolivia no vendería el Acre a un sindicato de inversionistas. Ponía como prueba, en carta enviada al diario A Imprensa, que
"los gobiernos y la opinión pública de Bolivia nunca se mostraron dispuestos a ceder la menor porción de territorio nacional, como lo ha probado en su contienda con Chile. Después [agrega] de una cruenta guerra, en la que fue vencida por la fuerza del destino, Bolivia se resistió a firmar la paz y la cesión territorial, y el vencedor, impotente para imponer su ley, tuvo que contentarse con el tratado de Tregua, y después, de veinte años de vida difícil, azarosa y llena de inconvenientes, Bolivia persiste en no firmar la paz, y el vencedor se ve forzado a buscar compensaciones territoriales. [Respecto al Acre] el Presidente Pando trabaja en ligarlo a la planicie andina por medio de una línea férrea y de la navegación del río Madre de Dios. Esa línea férrea entroncaría con el ferrocarril peruano de Moliendo, poniendo en fácil comunicación el Atlántico con el Pacífico"13.
Aquí quisiéramos recordar que el asunto del Acre, pese a que es tratado como un asunto bilateral entre Bolivia y Brasil, cruzaba todas las tensiones del momento. En primer lugar se propondría el Acre como moneda de cambio ante los estadounidenses para obtener una mejor disposición de ese país hacia el problema de Anto-fagasta. Por la misma razón Argentina trataría de mermar la posición chilena, apoyando a Perú y Bolivia, y Chile terminaría haciendo causa común con Brasil, compartiendo una disposición hostil hacia Estados Unidos, agudizada por el asunto del Baltimore. Finalmente la repartición del Acre sería el incordio que subdividiría aún más a Bolivia, pero permitiéndole subsistir como Estado, gracias a la satisfacción obtenida por Brasil y Perú.
Pando inició una campaña militar llena de dramatismo, que coronaba los esfuerzos de las autoridades locales por conservar el Acre en manos bolivianas. De todas maneras, la crisis del Acre llegó en un momento de profunda transformación de la fuerza militar boliviana. Fue en función del Acre que se reconstruyó la Armada, esta vez fluvial, instalando un astillero en la zona, cuyas unidades navales tuvieron una destacada participación en el conflicto.
En noviembre de 1900 El Mercurio publicó que "el ministro de Bolivia, don Francisco Argandoña, ha enviado a los diarios una nota en que desmiente la noticia dada hace días respecto a la repartición de Bolivia entre el Brasil y la República Argentina"14.
Papeles del gobierno peruano describían una situación parecida en mayo de 1901. Según estas fuentes, el canciller Felipe de Osma denunciaba la proposición chilena de partir Bolivia a su gobierno, lo que se comunicó a Estados Unidos, consiguiendo de su congreso un pronunciamiento en contra de una eventual partición del país15.
La negociación era la posición boliviana, tal como lo demostraba Pando en su cuenta en la Convención Federal de 1899:
"Es voto unánime de la opinión pública, tanto en Bolivia como en Chile, la modificación del estado transitorio establecido en el Pacto de Tregua de 1884, y es de esperar que pronto pueda llegarse a un acuerdo equitativo, tanto en el orden político, como en las estipulaciones comerciales y aduaneras"16.
Las maquinaciones para dar una salida al mar a Bolivia se traslucieron en un comentario de El Mercurio de Valparaíso:
"Un periodicucho de Potosí ha inventado la especie de que Chile propuso al Perú cederle Tacna y Arica a condición de que se le dejara en libertad de apropiarse de los territorios de Bolivia que le parecieran conveniente. El Perú se comprometía a ayudarlo en sus pretensiones. Agrega [decía el diario] que Chile había hecho, estas proposiciones al Perú al mismo tiempo que el ex ministro Konig gestionaba con Bolivia un tratado de paz definitivo"17.
En 1902, Pando, que seguía exigiendo una salida al litoral -que podría pasar por Tacna o Arica-, se enfrentó a la reclamación de Argentina sobre Santa Cruz de la Sierra, a la de Perú por la delimitación del Lago Titicaca y al redoblado interés de Brasil por el Acre. Como la sombra de una repartición del país era evidente, Pando echó a andar la máquina de la negociación con Chile, ya que era el único vecino que buscaba el statu quo. En medio de este clima y de las celebraciones de la victoriosa conducción de la primera guerra del Acre, en 1901, se filtró la noticia del contrato de arrendamiento del Acre propuesto por el Presidente boliviano, lo que fue objetado por Perú, que ejecutó actos de soberanía en la zona.
Está claro que la idea de arrendar el Acre fue concebida por Félix Avelino Aramayo, quien tomó como modelo una experiencia similar con inversionistas belgas en la zona de Caupolicán. Su idea era comprometer a los estadounidenses en una zona donde la soberanía boliviana estaba en entredicho. La experiencia podía granjear apoyo de Washington a las reclamaciones de La Paz frente a Santiago y protegerla de nuevas implicaciones con Brasil. Aramayo, que recordaba positivamente la experiencia de Caupolicán, había conseguido apoyo del presidente Pando para contratar el arriendo del Acre. ¿Cuál era su motivación? Según el ministro boliviano Claudio Pinilla, era por "por mala voluntad hacia el Brasil"18.
Creemos que esa es una interpretación estrecha de los motivos de Aramayo: lo que nosotros vemos aquí es un razonamiento geopolítico de considerable magnitud. En sus palabras, la invitación a los extranjeros permitía "introducir un elemento neutral, suficientemente rico, poderoso e influyente para que se pudiera amparar la justicia y hacer respetar la ley dentro del territorio boliviano"19. Más adelante vuelve sobre este punto, explicando que "merced a la influencia de este Sindicato podremos sin duda contar, en adelante, con el apoyo moral de la Cancillería Americana en nuestras gestiones ante el Gobierno de Brasil, referentes a la libre navegación de los ríos"20. Y en otro sector: "porque los EE.UU. como cualquier otra potencia, no permite que se toque un solo pelo de sus nacionales con justicia, ni que se atente contra la propiedad y derecho de sus subditos"21.
Por lo demás la penetración brasileña en el espacio amazónico era una cuestión indesmentible -que explica el crecimiento desorbitado de Brasil desde sus primitivos límites, lo que hace comprensibles las atribuciones de todo tipo que Bolivia estaba dispuesta a entregar22. Finalmente la filtración del contrato impidió que este se constituyera, lo que era para Aramayo el fracaso de su plan y de la posibilidad de Bolivia de salir lo más indemne posible de la coyuntura internacional que se había generado en su contra.
A través de este contrato, inspirado en una experiencia practicada en África y perteneciente al tipo conocido como chartered companies, se entregaba a la corporación explotadora la soberanía, la explotación aurífera y del caucho, la recepción de los derechos fiscales a cuenta de Bolivia y las tareas de policía local. Se estableció que con esta compañía, asociada a U.S. Rubber Co., se conseguiría un doble objetivo: adquirir el caucho -la "borracha" brasileña- y comprometer la presencia de Estados Unidos en el Amazonas.
El arriendo fue entregado a una corporación, el Bolivian Syndicate o simplemente Sindicato, el cual fue gestionado por Aramayo en Londres, para atraer capitalistas ingleses, franceses, belgas y alemanes. El capital nominal iba a ser de 300.000 libras, de las cuales 50.000 debían ser adquiridas forzosamente por el Estado boliviano. El grupo estaba liderado por el estadounidense Willlingford Whitridge, abogado de la casa Vandelbirt, y sir Martín Conway. Los restantes socios eran R.E. Cross, A. Iselin & Co, W. Emlin Roosevelt, Brown Brothers & Co., Cary & Whitridge, F.P. Olcott, Versmilye & Co., y John R. Hafermam. Como se vio en la crisis, los capitalistas estadounidenses fueron los únicos respaldados de modo oficial, lo que no es extraño. El Bolivian Sindycate tenía su sede en Nueva York, y el accionista principal era el estadounidense Withridge.
Pese al mal ambiente en Brasil y Perú, el contrato con The Bolivian Syndicate se firmó de todas maneras, el 11 de julio de 1901, para "recaudar las rentas del Acre, establecer y pagar el servicio administrativo correspondiente, así como el servicio de policía y otras obligaciones, a cambio de percibir el 40 por 100 de lo recaudado, comprar tierras baldías en la región, tener libertad para navegar en los ríos y otras concesiones"23. Y fue precisamente en el descontento brasileño por este contrato donde empezó a gestarse la segunda guerra del Acre.
La maniobra boliviana precipitó la rebelión de Plácido de Castro24 y las acciones diplomáticas del barón de Rio Branco, que consideró el Bolivian Sindycate como una amenaza directa a Brasil. Mientras se proclamaba por De Castro una segunda independencia, el 7 de agosto de 1901, se iniciaba la acción militar que concluiría, dos años depués, en la proclamación de aquel como gobernador, tras sitiar Puerto Alonso. La reacción boliviana fue conducida por el presidente Pando y su éxito provocó la intervención brasileña en forma de presión diplomática, decidida a impedir un enclave estadounidense en Amazonas, proyecto que ya tenía precedentes25.
Por su parte las maniobras del Barón consiguieron desalentar a los inversionistas, tras presionarlos mediante la Casa Rothschild y conseguir que pagaran 110 mil libras esterlinas como indemnización.
Tanto los colonos brasileños como el gobierno paulista se opusieron al contrato. El 6 de agosto de 1902 nuevamente estos colonos se alzaron, pero esta vez con mayor apoyo de su país. Así, Brasil amenazó con la ocupación militar del Acre hasta los 10° 20', lo que fue el inicio de la segunda guerra del Acre.
Era evidente que el nivel de los enfrentamientos por el Acre iba in crescendo. El Comercio de La Paz transcribía que "se informa de los choques armados y de la partida de tropas al Acre. Brasil llamó al representante en Lima por considerarse (sic) que ese país apoyaba a los bolivianos"26.
El esfuerzo del presidente José Manuel Pando por triunfar dio origen a una pequeña pero elogiosa campaña, dadas las dificultades y su inicial resultado positivo, el cual se diluyó cuando el adversario potencial no fue la partida de aventureros brasileños sino el mismísimo ejército de Brasil27, según la advertencia que dio el barón de Rio Branco, José María da Silva Paranhos do Rio Branco, de movilizar las tropas de su país estacionadas en el Matto Grosso.
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